Hourselatina - El cuidado de los cascos

El cuidado de los cascos

A pesar de su aspecto, duro, los cascos son una de las partes más delicadas del caballo, y es conveniente dedicarles una especial atención. Es preciso conocer el estado. ideal del casco (diferente en cada raza) así como el herraje más adecuado. Para ello, hay que tener en cuenta variables como el clima de la zona, el tipo de suelo en el que vive el animal, el trabajo que realiza, etc.

Descuidar la higiene de esta parte del cuerpo puede provocar lesione crónicas en sus articulaciones.

Los cascos no son otra cosa que las uñas de los caballos, y al igual que el hombre las recorta con cierta periodicidad y las limpia cada vez que se lava, en el caso de los equinos ocurre exactamente lo mismo.

Aunque el tipo de alimentación influye de manera considerable en el mayor o menor crecimiento de los cascos, uno de los factores más destacados en este sentido es el del tipo de suelo. En uno blando, los cascos del caballo suelen crecer mucho, y en los terrenos duros, corren el riesgo de romperse y astillarse, lo que puede permitir la entrada de bacterias a las partes más sensibles que se encuentran en su interior. También se corre el riesgo de que crezcan en exceso, produciendo lesiones dolorosas. Por ello, hay que cortalos y herrarlos con determinada frecuencia.

El promedio de crecimiento habitual es de unos dos centimetros mensuales, por lo que se recomienda efectuar el recorte y el herrado cada cinco o seis semanas como máximo. Así se evitará que la herradura se asiente, es decir, que penetre en el casco. Aunque tampoco es conveniente hacerlo antes de este tiempo, porque entonces se producirá el efecto contrario: dañar la parte inferior y sensible. En ambos cascos, el resultado sería el mismo: cojera.

Una buena forma de prevenirlo consiste ne aplicar pomadas lubricantes o astringentes, en función de las características propias de cada caballo.

Cascos extremos

En determinados ejemplares ocurre que los cascos crecen de una forma extremadamente rápida. En estos casos, es recomendable vigilarlos para determinar la frecuencia idónea de recorte. Aunque no puede establecerse como norma, esta situación puede ser una secuela posterior de la laminitis.

La mala conformación de aplomo en el caballo es otra de las posibles causas de un crecimiento irregular de los cascos. Al alinear las extremidades de forma equívocada, aquellos no se desgastan siempre por igual. Es posible corregir este defecto en potros menores de dos años y si se recortan de forma continuada. En los ejemplares adultos, la única alternativa es colocar herrajes especiales.

Limpieza a diario

Debe realizarse un mínimo de dos veces al día. Una por la mañana, tras el paseo o el trabajo que realice y ejecutarse en las cuatro extremidades. Tras quitar la suciedad con ayuda del gancho, pueden cepillarse para eliminar los restos que queden.

La otra limpieza puede ser por la tarde, también después del trabajo. Es importantes hacerlo con cuidado para detectar posibles piedras o clavos que se hayan quedado enterrados y que podrían lastimarlo.

Las consecuencias de no limpiar a diario los cascos del caballo son diversas enfermedades graves para esta zona que acabarían por no dejarlo tenerse en pie.

La morfología del casco

El exterior del casco del caballo es similar en su composición a la uña del hombre, por lo que está protegido del desgaste. Esta sustancia es inerte y está formada por unas láminas insensibles que se inbrican y unen el casco al hueso. Esta forma la pared o muralla. En el interior de esta cavidad se aloja la parte más sensible: almohadilla digital, cartílagos laterales, nervios, articulación coronopedal y vasos saguíneos.