Los sentidos
El sentido que el caballo tiene más desarrollado es el del oído. Le permite estar alerta de cualquier peligro que pudiera acecharle y salir corriendo para ponerse a salvo. Cuando el caballo no conoce demasiados ruidos puede plantear repentinos rehúses durante la monta, pues él oye sonidos que muchas veces son totalmente imperceptiles para el oído humano.

Tiene la capacidad de un amplio campo de visión que se extiende de 340º a 360º, y los únicos puntos que no puede ver son una pequeña zona directamente enfrente del hocico, las áreas por encima y detrás de él, y la zona bajo su vientre. Ladeando la cabeza hacia uno u otro costado, estos puntos ciegos desaparecen.

El olfato también lo tiene muy desarrollado. Un semental joven puede oler a gran distancia a una hembra en celo, y en edad más temprana, lo usa para ir en busca de su madre pues en una manada salvaje no podría distinguirla entre tantas yeguas.